jueves, diciembre 21, 2006

UN MURAL ES PARA ADMIRARSE...




Estaba escondido. Hizo las veces de pared colindante de estacionamiento, protegiendo autos potentados de personajes que llegaban al Polyforum. Servía de tendedero para sujetar puestos de fritangas del lado que da hacia insurgentes. Se habían olvidado de él. De no ser por la restauración del INBA y la perspicaz visión de Palacio de Hierro Restaurante para recobrar la belleza sublime del mural diseñado por David Alfaro Siqueiros hace más de 60 años, seguiría sumergido en el olvido.

El último representante del Muralismo Mexicano jamás imaginó que en el México del nuevo siglo alguien podría sellar su obra de contemplación colocando paneles de cristal en los que se observa sumural a todas luces, desde cualquier mesita del cafecito. Ni siquiera le paso por la mente que debajo de éste restaurante-terraza la Librería Porrúa también se instalaría en el medio sótano para completar la tranquilidad que emana una pared de libros, conocimiento a libro abierto postrado a los pies del mural. A la mitad del terreno entre la obra y el restaurante, un sinuoso camino de piedra divide la alfombra de pasto que antecede magistral construcción. Desde ahi se observa la marcha de la humanidad, pintada en el dodecaedro más mexicano del mundo. Abajo, comensales que no dan crédito a la belleza escondida del paraíso cultural a escasos metros del infierno vial. Aplausos. Hoy si, soy totalmente Siqueiros.

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